Bolo Alavés
Entre los siglos XV y XVI la práctica de esta disciplina ya se había extendido por todo el territorio. Había bolatokis (boleras) en casi todas las aldeas y alrededor de la capital (Vitoria) se situaban las más concurridas.
Imagen: Dibujo de antigua bolera alavesa.
Hasta hace apenas una década, estos lugares se encontraban, en mejor o peor estado de conservación, junto a la iglesia o anexionadas a un bar, sidrería o merendero y servían como complemento del negocio.
Foto: Jugando a los bolos en los años 40.
La Iglesia y el juego, en especial las apuestas asociadas a éste, han marcado esta tierra durante siglos. Y el bolo alavés reunió muchas veces ambas. Estos eventos se caracterizaban por las fuertes apuestas que se llevaban a cabo y existen datos en los que la Iglesia dejaba constancia de la práctica de este deporte. Hacían referencia al alquiler de las boleras, las normas del juego o las reprimendas de los párrocos hacia los jugadores que interrumpían el rezo al jugar en las proximidades de la iglesia. Ciertamente, dos disciplinas de difícil convivencia.
Foto: Bolera alavesa en la década de los 70.